De regreso del acto por el Bicentenario de la Bandera, encontré una hermosa baldosa suelta en la vereda. Me pareció tan linda y tan simpática, que me la traje a casa. Sí, ¿qué me miran? Los artistas somos así: excéntricos... En este blog, el relato de las aventuras de mi baldosa y yo...
¡Qué se imaginaban?? ¿Que mi baldosita iba a ir por la vida sin una carita que la represente? ¿Cómo sé si está triste, contenta, enojada o qué? Nooo... Mi baldosita preferida necesita una cara que la haga sentir un poquito más humana...
